viernes, 2 de noviembre de 2007

TRIBULACIONES DE UN OCCIDENTAL EN ORIENTE.


Durante los años que Iberia mantuvo lineas con Japón y durante los meses que estuve viviendo allí, procuré aprender un japonés elemental para entenderme con mis pasajeros y para defenderme en la vida diaria, sobre todo a la hora de hacer la compra.
Fueron mis maestras las compañeras azafatas japonesas que la compañía contrató para asegurarse una comunicación fluida con el pasaje.
El método que empleaba era muy simple; yo preguntaba una palabra o una frase, ellas me lo decían en japonés y yo lo apuntaba en un cuaderno según se pronunciaba, después lo repetía en voz alta y si me daban el visto bueno pasaba a aprendérmelo de memoria.
Así llegué a comunicarme más o menos bien con el pasaje e incluso, daba algún mensaje por el micrófono.
Al principio, cuando estaba dando el servicio, notaba unas ciertas sonrisas maliciosas del pasaje cuando me dirigía a ellos hablándoles en japonés, pero yo lo achacaba a que les hacía gracia ver a un occidental hablando en su lengua (cosa que no era corriente en absoluto).
Un día, viajaba de pasajero un mecánico de tierra que llevaba muchos años viviendo allí y estaba casado con una japonesa, naturalmente hablaba un japonés excelente. Cuando terminó el servicio, se vino a hablar conmigo y me preguntó:
-Pedro, no te molestes,¿tú eres gay...?
-Pues mira, (le contesté) no me molesta, pero no, no soy gay.
-Eso pensé yo, (me dijo) pero tengo que decirte que hablas el japonés como lo hacen las mujeres, tienes que hablar menos "cantarín" y con voz como si estuvieses enfadado.
Entonces caí en la cuenta, yo había repetido no solo las frases que me enseñaron sino también el tono con que lo hicieron.
A partir de ese día, cambió mi entonación y ya no hubo más sonrisas maliciosas...
Pedro.M.B.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te veo un poco fino mariqui japones.
Estas haciendo un trabajo estupendo,espero que siempre seas tan buen tio como ahora,un abrazo

Kako dijo...

jjajjajja, no sabes como me he reído!!!!!