Es esta una receta que a la par que complicada es harto peligrosa. Harto peligrosa para mí, porque se la he choriceado a mi contraria de su blog y como lo descubra va a arder Troya.
Por otro lado, soy plenamente consciente de que la remolacha y la cebolla no son del agrado de muchos paladares, pero...¡Los colores se hicieron para los gustos y "tié que haber de tó"!
Necesitaremos:
Doce gallinas.
Para doce huevos, doce gallinas. Sí, las gallinas no son como los limones que los puedes exprimir. Las gallinas, por norma general, ponen un huevo diario por cabeza, por lo que si queremos 12 huevos necesitaremos doce gallinas.
Un CD con la canción de "La gallina Turuleta" para animar a las gallinas. Caso de no disponer del CD os pongo la letra para que la cantéis (si es posible con un coro de vecinos que hagan el "tutuá, tutuá" e imiten el cacareo propio de las gallinas.
♪ ♫ ♪♪♪ ♫ ♪♪
ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres.
Laaa Gallina Turuletaaa... ,
ha puesto cuatro, ha puesto cinco, ha puesto seis.
Laaa Gallina Turuletaaa...,
ha puesto siete, he puesto ocho, ha puesto nueveee...
¡Déjala a la pobrecita, déjala a la gallinita,
déjala que ponga diez...!
♪ ♫ ♪♪♪ ♫ ♪♪
Una taza de azúcar moreno (no es necesario un CD)
Una taza de vinagre de manzana.
Una cebolla cortada en aros no muy gruesos.
Y el ingrediente principal: 4 tarrros de remolacha en su jugo. (Sobrará remolacha, pero necesitaremos su jugo)
La cocción de los huevos ya la he explicado alguna vez. Para ahorrar energia, poner los huevos en un recipiente, cubrirlos de agua y ponerlos al fuego.
Cuando el agua empiece a hervir, apagamos el gas o la placa y cubrimos el recipiente. Dejamos los huevos en el agua caliente durante 20 minutos y una vez pasado ese tiempo los enfriamos y los dejamos reposar (secos).
¡Nos hemos ahorrado aproximadamente 15 minutos de energía!
Pasamos al pelado de los huevos, que es una tarea dura y arriesgada. Si no hemos tenido ningun accidente, los reservamos en un tarro de cristal de los herméticos.
Abrimos los tarros de remolacha. Escurrimos el líquido en un cacharro (que luego vamos a poner al fuego) y ponemos parte de la remolacha sobre los huevos, junto con la cebolla cortada en aros.
Ponemos a hervir el líquido de la remolacha y cuando esté hirviendo le echamos el vinagre de manzana y el azúcar moreno, removiendo todo hasta que se disuelva el azúcar.
Dejamos que se entibie (para que no se quiebre el tarro de cristal) y lo vertemos sobre los huevos, la remolacha y la cebolla.
Cuando esté todo frío, cerramos el tarro y lo metemos en el frigorífico, dejándolo reposar durante 3 ó 4 días.
Estos huevos se pueden conservar durante muchos días y los podemos emplear para "picoteo", como acompañamiento de ensaladas (dando una nota de color), en canapés para puestas de largo o en recepciones de palacio o embajadas.
Como os sobrará bastante remolacha, os podéis hacer una ensaladita con unos ajos picaditos (¡Sí, ya lo sé, tampoco os gusta el ajo crudo!) y un chorrete de aceite y si queréis rizar el rizo, con unas anchoitas. Para mí es un manjar, pero ya sé que la remolacha no tiene muchos fans...¡Qué se le va a hacer...!
Pedro.M.B.