lunes, 21 de abril de 2008

INSTINTO CLÁSICO.

Era una tarde gris, acababa de levantarme de la siesta y bajé a la cocina para ponerme un café y terminar de despejarme, cuando la vi allí, insinuante, con un vestido rojo que dejaba adivinar sus formas voluptuosas, era la pastilla de chocolate más bonita que jamás había visto.
Me pilló por sorpresa, no me lo esperaba y eso hizo que mis defensas ante tales situaciones estuvieran con la guardia baja. Ella se me mostró insinuante, su envoltorio estaba ligeramente abierto y con pícara malicia, dio un pequeño salto, sentándose en la encimera y cruzando sus tabletas, para dejarme entrever fugazmente un trocito de almendra.

Aquello me volvió loco, me lancé sobre ella lleno de lujuria y le arranqué torpemente, primero su envoltorio rojo y luego un papel de plata, dejándola totalmente desnuda, mientras mis dedos febriles derretían un poco su cuerpo...

En ese momento entró Adi en la cocina, no la había oído llegar.
- ¡Pedro, qué es esto...!
Me quedé paralizado, mis manos se aflojaron y solté la pastilla, pero no llegó a caer al suelo, Sula, rápida como un rayo, la cogió al vuelo y salió como alma que lleva el Diablo con ella en la boca, para comérsela tranquilamente en su sitio.
-¡No es lo que parece "chata"...! ¡lo puedo explicar...! ¡te aseguro que no es lo que estás pensando...!

No la he podido convencer, nuestras relaciones han entrado en una vía muerta de la que es muy difícil salir sin ayuda.
Mañana, iremos a ver a un Consejero Nutricional.

Pedro.M.B.

4 comentarios:

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Veo Pedro que a ti te pasa con la tableta de chocolate lo que a mi con la patatera picante. Me llama y me provoca pero cuando estoy a punto de acariciarla con mis dedos, llega la italiana y pone orden. La patatera a la despensa y a mi castigado a la cama sin cenar.
Dichosas dietas, dichosos dietistas y sobre todo, dichosos kilos.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Ay, el chocolate!!! cuántas relaciones ha destruido! Ese dulce pecado ante el que todos sucumbimos alguna vez, o la mayoría.

Terly, la patatera picante, también es un placer irresistible.

Me pregunto si es que yo soy una "sucumbidora" nata, pero reconozco que uno de los placeres de la vida es comer lo que te gusta, luego cuando no entras en el pantalón o toca ponerse el bikini, en el verano, te remuerde la conciencia :(

Espero que Adi sea comprensiva y perdone tu falta, Pedro. Aunque te castigue comiendo espinacas durante una semana.

RosaMaría dijo...

Pues Adi es un poco dura amigo! Cómo no le propusiste compartir? Después de todo hoy en día no hay que ser tan estricto. Ahora bien: la mejor de ese duro momento fue la perra, a veces uno quisiera tener cuatro patas y ojitos suplicantes, es difícil que te nieguen algo. A estas alturas espero que todo haya pasado. No lo vuelvas a hacer...

Pedro dijo...

¿compartir...?¿compartir el chocolate...?
¡Anda ya...!
Y a Sula, cuando la pille...