lunes, 17 de marzo de 2008

ROMANZA DE LA CONDESITA SINDA.



El conde Tristán Orduño,
dialogaba preocupado
con su hija Gumersinda,
en el jardín de palacio.

-Sinda, tienes que casarte,
que aunque tu edad yo me callo,
empiezas a peinar canas
y tienes patas de gallo.

-Ya lo sé padre, no creas
que no me miro al espejo,
ni veo los calendarios,
ni en ello pongo yo empeño...

Encontrar novio no es fácil
y casarse no te cuento,
porque los buenos partidos
no se encuentran al momento.

Varios novios tuve, padre,
mas ninguno me gustaba,
pues todos tenían algo
que el buen gusto rechazaba.

El primero tenía caspa,
defecto poco importante,
pero además las legañas
afeaban su semblante.

El segundo era marino
en un navío corsario
y tenía la manía
de no lavarse a diario.

Al cuarto le olían los pies
y en más de una ocasión
se reservaron las cuadras
el derecho de admisión.

Es por todo esto, padre,
que continúo sin casarme,
pues más vale vivir sola
que tener que lamentarme.

- No volveré a importunarte,
pues hija, tienes razón,
más vale seguir soltera
que cargar con un lechón.

Y aquí comienza la historia
de la condesita Sinda,
que era pulcra, refinada,
honesta, seria y muy linda.

Pedro.M.B.

5 comentarios:

Jesús Máximo Esparza dijo...

Pedro: Tienes que seguir la historia de Sinda, pues esta romanza nos ha dejado un poco "tristes". Pobrecita criatura.

Todavía estoy viendo a Don Nuño, forradito de reluciente armadura, espada y puñal y con una bufanda a cuadros de Burberry. ¡Qué ocurrencia!
Un fuerte abrazo de Jesús.

Marian dijo...

Hola, me gusta tu blog, con tu permiso lo voy a seguir viendo.
Un saludo.

Ana dijo...

que razón tiene Sinda, me ha recordado un chiste que es mucho más tosco y zafio que vuestro relato mi señor.
Seguid escribiendo puesto que con ello alegrais a los que tenemos la suerte de poder leeros.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

¡Eres mi ídolo!, gracias por esta sonrisa que a las horas que son, 8:30 de la mañana, ha quitado el sueño de mi cara, que no legañas como el pretendiente de la princesita, y me hace enfrentarme a la jornada laboral con un buen semblante.

Felices vacaciones de Semana Santa a tí y a tus lectores.

Pedro dijo...

Erruki, Jesús, Marian, Ana, Shikilla,
¡Así no hay quien escriba...! Con tanto halago se me entrupimercia la mente y los crupuncios se me enquilotercian no dejando que me alabercie a mis anchas...
Repartiros un abrazo que la vida está muy cara.
(Un 20% de abrazo se me antoja poca cosa...)
¡Vale, 5 grandes abrazos!