![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1WsuoUaBUtVwVf368jqG_ZI_CcnYDvmOZ88GkPaJ2C6Cxfjd0jRnaNN1acRrM6COP0zefNeJu7P0vZQelyAY4Gk5At3OFYk164lITs5cjxHGihyphenhyphenoEd2n4aVLSh26fM6v2TE7pegL-DD4/s400/0001+091.jpg)
Se hallaban los caballeros
prestos en el patio de armas
para partir al combate
pues su señor les llamaba.
El motivo de la bronca,
fue una feroz bofetada
que le
dio el conde
Silverioal conde Nuño en la cara,
dejándole las mejillas
como amapolas serranas
y en lugar del conde Nuño
parecía una granada.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMAoJW-dl9kdhhbsEHbSzaVshCJ86VMzLw4IC7LxylVyYJfUYTo57hcpcC3V30hZqAjWfUdzqWFl7oB-PQA4IKRmPsFcwSwRVkr-2sVJYKCvrWP3Qo_R-aDMQCRwNPLc2MnvKlcozjaHg/s320/0001+092.jpg)
¿Origen de la disputa...?
La cosa no estaba clara
mas, parece ser que
fuepor pura envidia malsana,
ya que el rey le
dio a Don Nuño
unas tierras de labranza
y a
Silverio le dejó
serio, compuesto y sin nada.
Y el comentario de Nuño:
"
Silverio,
chínchate y rabia,
que soy más conde que tú
y tengo más tierras, ¡ anda !
Mas volvamos al castillo
por ver lo que allí pasaba
con las huestes de Don Nuño
disponiéndose a las armas.
Formaban los caballeros
con sus monturas y armas
esperando que Don Nuño
diese la orden de marcha.
Unos vestían de rojo,
otros vestían de gualda
y otros más de colorado
( los colores de la casa ).
Corceles blancos y negros
en el patio relinchaban
pues se las sabían todas
y barruntaban batalla.
Los caballeros erguidos
portaban diversas armas:
lanzas, picas,
yataganes,
hachas, cuchillos y dagas
y algún que otro tira chinas
para luchar a distancia,
que la lucha cuerpo a cuerpo
es siempre muy arriesgada,
pues pueden hacerte un siete
en el pecho o en las nalgas,
según te ataquen de frente
o acometan por la espalda.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhu5gx_lRlip9j5BoC6nfv7LIam56RGokWNsADcR-9WVdofiMz7gdju8v8hskTbgJitl01fIgRS0J46NRa-ymBzWv0YoWlQ3FCK83fkoT4-pNAHFvrcEp1UGTKSB12uFQFdp3fwn9BqCMQ/s320/0001+089.jpg)
Para protegerse el cuerpo,
los caballeros llevaban
yelmo, peto, guanteletes,
cerradas cotas de malla
y como era pleno invierno,
también llevaban bufanda
y en los pies llevaban todos,
como la moda mandaba,
escarpines italianos
con las espuelas de plata.
En eso se oyó un clarín
anunciando la llegada
de un espía que mandó
Don Nuño por la mañana,
con el fin de averiguar
lo que
Silverio tramaba.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_myZyx8IqnJ1hrgrqqD1AxCDm_OoLuXwNmlMKmkoUUZ0kEEWeYQg1pH1vy444AybZFfuINKf5HZWQnE5izykxKp9H5ypYOGUiNxU0S9zFmnn7H4Hq1CkRdOe8ycyW9qxSVOmCR9j7ptg/s320/0001+090.jpg)
Lo que le contó el espía,
le transfiguró la cara:
" Don Nuño, debo informarte
lo que
Silverio prepara:
Tiene más de dos mil hombres
pertrechados con estacas,
perros con muy mala leche,
también tiene reses bravas,
más el Parque de Bomberos
y el Orfeón Donostiarra,
y además tiene también
por si todo esto le falla,
bombas fétidas a miles
que compró en unas rebajas."
"Don Nuño, yo no soy quién,
solo cuento lo que pasa,
pero si yo fuera quién,
yo que vos me la envainaba..."
Don Nuño lo meditó,
se subió a una escalinata
y de esta forma prudente,
se dirigió a la mesnada:
"Después de pensarlo bien,
he visto las cosas claras:
Señores debo pediros
que volváis a vuestras casas
porque son más que nosotros
y ¡ aquí no ha pasado nada...!
Y como agua de borrajas
se frustró aquella batalla,
pues Don Nuño fue prudente
permaneciendo en su casa.
Pedro.M.B.