viernes, 22 de agosto de 2008

EL HOMBRE QUE CALCULABA.

Hoy voy a repetir una entrada que puse hace un año, en ella hablo de uno de los libros que han dejado huella en "mi neurona". Así mismo voy a dejar el comentario de una bloguera muy especial, amiga mía y gran cocinera.

Hace ya muchos años (¡Dios mío estoy hablando como mi abuela...!), paseando una mañana en Madrid por la Cuesta de Moyano, me paré en una caseta donde tenían a la venta, además de libros de segunda mano, una partida de libros que se habían chamuscado en el incendio de una librería. Los citados libros estaban en perfecto estado, salvo un poquito tostados (como se puede apreciar en la foto). Como a mí eso me trae al fresco me puse a rebuscar para ver si encontraba algo. Allí encontré esta joya por el increíble precio de 3 pesetas (sí, he puesto tres pesetas). Con este libro empezó mi afición a los problemas de lógica y aritmética elemental.
Ahora iré poniendo en este blog alguna de sus historias.


Beremiz Samir, el Hombre que calculaba, se dirigía un día a Bagdad a lomos del camello de un amigo, que generosamente compartía con él la grupa de su animal, cuando al llegar a un albergue de caravanas oyeron una fuerte discusión entre tres hombres.
-¡Que no puede ser!
-¡Es un robo!
-¡Pues yo no estoy de acuerdo!
El inteligente Beremiz procuró informarse de lo que discutían.

-Somos hermanos, explicó el más viejo, y recibimos como herencia 35 camellos. Según la voluntad expresa de mi padre, me corresponde la mitad, a mi hermano Hamed Namir una tercera parte y a Harím, el más joven, solo la novena parte. No sabemos, sin embargo, cómo efectuar la partición y a cada reparto propuesto por uno de nosotros sigue la negativa de los otros dos. Ninguna de las particiones ensayadas hasta el momento, nos ha ofrecido un resultado aceptable. Si la mitad de 35 es 17 y medio, si la tercera parte y también la novena de dicha cantidad tampoco son exactas ¿cómo proceder a tal partición?
-Muy sencillo, dijo el Hombre que calculaba. Yo me comprometo a hacer con justicia ese reparto, mas antes permitirme que una a esos 35 camellos de la herencia este espléndido animal que nos trajo hasta aquí a mi amigo y a mí en buena hora.
En ese punto, el amigo intervino alarmado.
-¿Cómo voy a permitir semejante locura?¿Como vamos a continuar el viaje si nos quedamos sin camello?
-No te preocupes,bagdalí, le dijo en voz baja Beremiz. Sé muy bien lo que estoy haciendo. Cédeme tu camello y verás a que conclusión llegamos.
Y tal fue el tono de seguridad con que lo dijo que le entregó sin el menor titubeo el bello animal, que, inmediatamente pasó a engrosar el lote que debía ser repartido entre los tres hermanos.

-Amigos mios, dijo, voy a hacer la división justa y exacta de los camellos, que como veis ahora son 36.
Y volviéndose hacia el más viejo de los hermanos habló así:
-Tendrías que recibir , amigo mio, la mitad de 35, esto es 17 y medio. Pues bien, recibirás la mitad de 36, que son 18. Nada tienes que reclamar puesto que sales ganando con esta división.
Y dirigiéndose al segundo heredero continuó:
-Tú, Hamed, tendrías que recibir un tercio de 35, es decir 11 y poco más. Recibirás un tercio de 36, esto es, 12. No podrás protestar, pues también tú sales ganando en la división.
Y por fin al más joven:
Y tú, joven Harim Namir, según la última voluntad de tu padre, tendrías que recibir una novena parte de 35, osea 3 camellos y parte de otro. Sin embargo recibirás la novena parte de 36 es decir 4. Tu ganancia será también notable y bien podrás agradecerme el resultado.
Y concluyó con la mayor seguridad:
-Por esta ventajosa división que a todos ha favorecido, corresponden 18 camellos al primero, 12 al segundo y cuatro al tercero, lo que da un resultado (18+12+4) de 34 camellos. De los 36 camellos, sobran por lo tanto 2. Uno, como sabéis, pertenece a mi amigo, el otro es justo que me corresponda a mí por haber resuelto a satisfacción de todos el complicado
problema de la herencia.

Eres inteligente, extranjero, exclamó el más viejo de los tres hermanos, y aceptamos la división con la seguridad de que fue hecha con justicia y equidad.


Y el astuto Beremiz tomó posesión de uno de los más bellos animales del hato, y dijo a su amigo entregándole por la rienda el camello que le pertenecía:
-Ahora podrás, querido amigo, continuar el viaje en tu camello, que yo tengo uno propio para mi servicio.
Y continuaron el camino hacia Bagdad.

¡Astuto e inteligente el amigo Beremiz!
¡Por cierto! ¿Sabríais demostrar el siguiente problema...?:

"Cinco por cuatro veinte más dos igual a veintitrés "

Quien primero lo demuestre, que ponga en comentarios la solución.

11 comentarios:

Gloria y Marta dijo...

me ha gustado mucho el cuento, con tu blog me paso un rato entretenido, e incluso le leo cosas a mi hijo, que es ciego y sordo, (me puede oir con unos audifonos) ¿tu sabes que yo tengo otro blog, aparte del de cocina' ¿lo has visto?

Jesús Máximo Esparza dijo...

De Jesús:
Ingenioso de verdad Beremiz. Qué más querría, con la crisis que padecemos, ver la solución de este problema. ¡Ni idea! ¿No será con truco como éste? "Un matrimonio con un su hijito de pocos años se disponen a pasar un río en una barca y el pequeñín dice -¿Cómo haremos para pasar los cuatro? ¿Por qué dijo los cuatro?"
Aprovecho para felicitarte por las fotos relajantes de tus animalitos.
Un fuerte abrazo de Jesús.

Alex Sual dijo...

Hola... Pedro...

Aunque me explicaste el problema, mi cabeza (poco dada a los números) ni se acuerda... En fin... la edad no perdona...

Muy bueno el collage... de fotos... y... espero en breve poder obsequiarte con un humilde regalo... para tu blog...

Al fin y al cabo... casi ... casi los partos de ambos blog fueron simultáneos... y dado tu numeroso séquito de fans... mi cabecita ha estado pensando... en un detalle especial... que pronto llegará...

Saludos... desde la península...

Merche Pallarés dijo...

Mira, Pedro, aunque no tengo tiempo de leer muchos blogs, tu historia me ha atrapado. Sé que tu jeroglífico tendrá gato encerrado porque la lógica me dice que es 22... A ver qué pasa... Besotes, M.

Unknown dijo...

¡Es cierto, estás hablando como tu abuela!... pero está bueno, porque también me recuerda a la mía.
Soy amante de los buenos libros, como tú, pero debo confesarte que el tema de los acertijos y demás juegos con números , no me atraen... ¡salvo el dinero, obvio!
Pero a Pepe sí le encantan, así que le diré que venga a contestarte.

Unknown dijo...

Perdón, Pepe vendrá más tarde. ¡en este momento se halla entusiasmadísimo bajando de internet este libro que has recomendado!

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Jo Pedro, me tiene loco.
¿No será que 5 x 4 son 2O más un hombre y una mujer, esta en periodo de gestación hacen 23?
No lo s, más pillao pero de todas formas me debías una - V I I - ¿Recuerdas? que el Presidente Zapaterio no quería ni oir hablar de...(la solución)
Un abrazo y a pensar...

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Un hombre inteligente ese Beremiz, qué buen ministro de economía sería, me ha encantado el cuento porque demuestra que las matemáticas pueden no son tan frías como se cree, sino que pueden dirimir problemas "familiares", además de los otros.

Por cierto, la solución al enigma podría tener esta solución: 5 x 4,20 + 2 = 23, claro que yo soy de letras pero el resultado de la operación, es ese: 23.

Un abrazo y me encanta que sigas espoleando nuestra materia gris.

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Me acabo de leer y reconozco que para venir de cenar con los amigos, haber regado la cena con caldos del país y las horas que son, las erratas que veo en mi texto (repeticiones y demás) no son tan graves, pero aún así pido perdón.

Pedro dijo...

Ja,ja,ja,¡Bravo Shikilla, nunca he dudado de tu sagacidad,tu inteligencia y ... tu buena memoria...!
Un besote.

Jesús Máximo Esparza dijo...

De Jesús:
Sobre el comentario que hice en "El hombre que calculaba", quiero aclarar que se trataba de preguntar si había truco en el problema de los 23.
Lo del matrimonio y su hijito no es un problema, es casi un "chiste" y una bobada que yo creía conocida por todo el mundo y que no tiene nada que ver con el de Pedro. Por si alguien "se tortura" con la solución, aquí está: "El niño era tan pequeñito que no sabía contar".
Un abrazo.