¡NO JOROBE, DOCTOR...! (Carta abierta a un nutricionista)

Me he quitado de beber,
ya me quité de fumar,
pero no pida doctor
que deje de papear,
ese vicio que adquirí,
cuando comencé a mamar.

Están buenos los garbanzos,
están ricas las judías,
muy sabrosas las lentejas,
el arroz es ambrosía
y no hay momento mas grato
que el yantar de cada día.

Las carnes y los pescados,
las frituras, los asados,
hasta el pescado cocido
tiene encanto para mí.
(Pero lo prefiero frito,
también lo debo decir)

Una pierna de cordero,
un cerdito bien asado,
un besugo con patatas,
un jamoncito curado,
las costillas, las morcillas...
¡ y el pan que está de pecado!

Y las verduras, ¡que buenas!
espinacas, berenjenas,
calabacín y repollo,
pencas, cardos, lechuguitas,
pepinos y coliflores
en boles o en la marmita.

De las frutas, ¡que gozada!
el plátano bien maduro,
la papaya, la guayaba,
la sandía y el melón,
las uvas y las grosellas
y el mismo melocotón.

¡Y que decir de los postres!
se me despiertan las ganas
cuando pruebo arroz con leche
o una crema catalana.
(Yo, al desayuno pondría
un postre por la mañana)

En fin, que voy a decir
que usted no pueda saber,
es una gloria bendita
querer y poder comer
y un suplicio inquisitorio
el tenerse que abstener.

Pedro.M.B.